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Flavio Arriano (89-175 dc) fue uno de los principales discípulos de Epícteto, y gracias a él han llegado hasta nuestros días parte de las enseñanzas de su maestro, ya que este, al igual que sucedió con Sócrates, no dejó ningún escrito propio.

En su libro «Disertaciones» (L25, 17-19), Arriano nos habla sobre una de las enseñanzas más radicales dentro del pensamiento estoico. Epícteto nos enseña que debemos afrontar las dificultades de la vida, con entereza y ecuanimidad, pero que si llega el momento en que no somos capaces de soportarlo, o se nos exige un precio que no queremos pagar, siempre debemos recordar que la puerta está abierta, es decir que somos libres de abandonar esta vida.

¿Han hecho humo en la habitación? Si es una cosa comedida me quedaré; si es demasiado, me salgo. Esto es lo que hay que recordar y tener por cierto: que la puerta está abierta.

Epícteto

A lo largo de la historia han sido muchos los filósofos que optaron por esta salida, por ejemplo, Sócrates, cuando fue condenado a muerte, a pesar de que tuvo la posibilidad de escapar o de conmutar su pena por el destierro, finalmente prefirió ser fiel a sus principios y se suicidó al entender que no quería pagar el precio de renunciar a ellos.

Photo by Jan Tinneberg on Unsplash
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Era pues, una alternativa que siempre estaba ahí, pero que no debía tomarse a la ligera. Por mi parte, no comparto la visión del suicidio cómo una alternativa a la vida, aunque si defiendo el derecho de todo ser humano a una muerta digna. Pero por otra parte, creo que una versión no tan extrema de esta enseñanza, puede ser de gran utilidad.

En casi todos los ámbitos de nuestra vida, debemos esforzarnos por alcanzar aquello que queremos, y debemos ser constantes y no abandonar nuestras obligaciones o responsabilidades en cuanto aparezca alguna dificultad.

Pero por otro lado, el asumir que siempre existe una última opción, y que en la mayoría de las ocasiones, podemos decidir abandonar antes de que el precio a pagar sea muy alto, puede ayudarnos a realizar ese último esfuerzo que nos lleve a alcanzar nuestros objetivos.

Todos aquellos que practican carrera de larga distancia, saben que hay un momento, en que la cabeza te pide abandonar, pero que si eres capaz de continuar, pasado unos minutos, rompes esa barrera y eres capaz de continuar muchos kilómetros más.

Así por ejemplo, si tu trabajo te produce un nivel de ansiedad continuo, o estas en un departamento en que las relación con tus compañeros se ha vuelto demasiado tóxica, lo más probable es que a la larga, el precio que pagues sea un problema de salud más o menos grave.

Epícteto te aconsejaría que hicieras todo lo posible para mejorar la situación, e incluso, que si no puedes hacerlo, hicieras todo lo posible por aceptarla y adaptarte a ella. Pero también te diría, que si llega el momento en que consideras que es demasiado, recordases que la puerta siempre está abierta, y que quizás ha llegado el momento de buscar un nuevo trabajo o un cambio de departamento.