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Marco Aurelio Antonino Augusto fue emperador de Roma desde el año 161 hasta el año 180, año de su fallecimiento. Posiblemente ha sido el mejor ejemplo del gobernante filósofo con el que soñó Platón en su libro La Republica.

Como emperador de uno de los imperios más grandes que hayan existido, podemos hacernos una idea de la cantidad de problemas a los que debía enfrentarse diariamente en el ejercicio de sus funciones. De hecho, gran parte de su etapa como emperador, la pasó fuera de las comodidades de Roma, dirigiendo su ejercito en las guerras de Partia y Germania, para mantener seguras las fronteras del norte del imperio.

Preciso es que quien hace discursos sobre los hombres examine también lo que acontece en la tierra, como desde una atalaya: manadas, ejércitos, trabajos agrícolas, matrimonios, divorcios, nacimientos, muertes, tumulto de tribunales, regiones desiertas, poblaciones bárbaras diversas, fiestas, reuniones públicas, toda la mezcla y la conjunción armoniosa procedente de los contrarios

Marco Aurelio, Meditaciones

En definitiva, lo que Marco Aurelio nos quiere decir, es que la mayoría de nuestros problemas, vistos con la debida perspectiva, se transforman en insignificantes. Nos aconseja que paremos, y demos un paso atrás, ya que a veces cuando estamos inmersos en un problema necesitamos abrir el foco y verlo con más distancia para poder apreciar todos los detalles del mismo.

Photo by NASA on Unsplash
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Siglos después de la muerte de Marco Aurelio, diversos astronautas, cómo el piloto del módulo lunar de la misión Apolo 14, Edgar Mitchell (1930-2016) informaron que al ver la tierra desde el espacio, se desarrolla de forma inmediata una conciencia global. Se percibe la tierra como un todo, en el que las fronteras desaparecen y se concibe la tierra como el hábitat de toda la humanidad unida en un destino común.

Sé que es muy difícil cuando tenemos un problema que consideramos importante, detener ese diálogo interno en el que nuestra mente de forma repetitiva incide una y otra vez en lo grave que es, activando a su vez toda una respuesta de nuestro sistema nervioso central que se pone alerta ante la sensación de peligro, y cuando esto se mantiene en el tiempo, puede desencadenar patologías como la depresión o la apatía.

Es en esos momentos, cómo nos dice Ryan Holiday en su libro el obstáculo es el camino, cuando debemos practicar nuestra filosofía estoica, tomar como referente a Marco Aurelio e intentar ver nuestro problema con cierta distancia, y analizar que alternativas hay. Si existe solución debemos enfocarnos en aquellos pasos que nos ayuden a conseguirla, y sino hay solución, debemos aceptar la situación.