(34) 625 179 555 info@stoamalga.com
Seleccionar página

Decía Cicerón (106 -43 a.c.) que si un arquero quiere acertar a un objetivo disparando con una flecha, podrá elegir el arco, el tipo de flecha, la tensión que aplica a la cuerda, etc…, pero una vez que la flecha abandona el arco, ya no está en su mano acertar en la diana. Puede que una racha de viento cambie la dirección de la flecha, o que el objetivo se mueva.

Photo by Ricardo Arce on Unsplash
Photo by Ricardo Arce on Unsplash

En definitiva el arquero tiene el control sobre determinados aspectos, pero hay otros que no está en su mano alterar. Esto es lo que se conoce como DICOTOMÍA DEL CONTROL. Tan sencillo como aceptar que hay aspectos de nuestra vida que no están bajo nuestro control.

Una vez que aceptamos que no podemos controlar todas las variables de nuestro entorno (personal o profesional), los estoicos nos recomiendan enfocarnos en aquello que podemos controlar, evitando malgastar tiempo y recursos en lo que no depende de nosotros.

La oración de la serenidad resumen perfectamente la dicotomía del control:

Señor dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, coraje para cambiar las que sí puedo y sabiduría para diferenciarlas

Reinhold Niebuhr

Por tanto, el resultado de cualquier actividad, para los estoicos debe ser indiferente. Para ellos, aquello que podemos controlar, puede ser bueno o malo, pero aquello que no controlamos es indiferente. Ahora bien, dentro de los indiferentes, tenemos los indiferentes preferidos y los no preferidos. Lógicamente el arquero preferirá acertar en la diana, pero sino lo hace, no permitirá que esto altere su ánimo, y analizará el motivo del fallo para tratar de corregirlo en un próximo intento.

La aplicación práctica a nuestra actividad, es que debemos poner toda nuestra capacidad, empeño y recursos en lo que hacemos, enfocándonos en aquellas variables que podemos controlar y no perdiendo tiempo lamentándonos o quejándonos de aquello que no controlamos. Y una vez que el trabajo está terminado, debemos aceptar que hay variables que no podemos controlar y que podrán afectar al resultado final. Si este resultado es el deseado, alégrate de haberlo conseguido, pero sino lo es, analiza las causas, no te lamentes, aprende de lo que salió mal y sigue adelante.