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El estoicismo es una filosofía eminentemente práctica. Primero debemos asimilar algunos principios, pero siempre con el objetivo de llevarlos a la práctica.

Hoy os voy a hablar de algunas de las herramientas que los estoicos usaban con frecuencia para mantenerse fieles a sus principios.

Visualizar el peor escenario. Con frecuencia tememos aquello que desconocemos o con lo que no estamos familiarizados. Los estoicos nos recomiendan que hagamos el ejercicio mental de ponernos en aquellas situaciones que más tememos, ya que al hacerlo, nos familiarizamos con la situación, de manera que cuando esta tenga lugar no nos resultara tan ajena.

Por ejemplo, si temo una conversación delicada con un cliente, puedo visualizar cómo será y ensayar las diferentes variantes que puede tomar.

Recuerda que vas a morir. Epícteto nos decía que cuando besemos a nuestro hijo, recordemos que besamos a un mortal. Con este recordatorio, pretende hacernos ver dos cosas. La primera, es que en esta vida todo es impermanente, y lo que hoy damos por seguro, puede que mañana ya no esté. Y en segundo lugar, es un llamamiento a apreciar, agradecer y disfrutar de todo aquello que tenemos mientras lo tengamos.

Pero quiero sentarme donde los senadores —¿ Ves cómo eres tú quien te buscas motivos de ansiedad, quien te agobias a ti mismo? Entonces, ¿de qué otra manera voy a ver bien en el anfiteatro?  —Hombre, no lo veas y no te agobiarás. ¿Qué problema tienes? O espera un poco y, una vez que se acabe el espectáculo, siéntate en los lugares de los senadores y toma el sol. Pues, sobre todo, recuerda que nos agobiamos a nosotros mismos y nos angustiamos a nosotros mismos, o sea, que las opiniones nos agobian y nos angustian

Epícteto

Este pensamiento además nos sirve también para relativizar los problemas. Imagina que estas muy estresado por un problema que te sucede en el despacho. Ahora piensa, si ese problema que tanto te angustia, dentro de una semana, un mes o un año, tendrá alguna importancia.

Photo by Zac Durant on Unsplash
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Que haría en mi lugar….. Otro herramienta que utilizaban con frecuencia en aquellas situaciones en las que tenían dudas o les generaba ansiedad, era la de preguntarse que haría una persona a la que admiraban en esa situación concreta. Esta persona puede ser alguien que conozcamos o no. Puede ser un padre, un amigo, un antiguo filósofo, etc…

Así por ejemplo, la próxima vez que algo te preocupe o te genere dudas, puedes pararte y pensar, ¿qué haría XXXX en mi lugar?

Reflexiona al acabar el día. Marco Aurelio, usaba los últimos minutos de cada día a recordar lo que había hecho, y a juzgar si sus actos eran coherentes con sus principios, y todo esto lo anotaba en un diario que posteriormente se publicó cómo las Meditaciones de Marco Aurelio.

Dedicar unos minutos diarios a pensar si lo que hacemos nos acerca a nuestros objetivos y si es acorde con nuestros principios creo que es una actividad muy recomendable para no dejarnos llevar por la inercia en la que con frecuencia estamos instalados.